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Una red construida a base de mentiras

Xurxo Freitas Pereira
17 de oct. de 2016
3 min de lectura
Google

Seguro que alguna vez has oído hablar de los lemmings, unos roedores protagonistas de una de las historias más conocidas de internet. Durante mucho tiempo se creyó que esta especie de ratones se suicidaban en masa desde unos acantilados. La gente se preguntaba que porqué unas criaturas tan adorables podían acabar con sus vidas de una forma tan exagerada. ¿Por qué?

La respuesta a esta pregunta es muy sencilla. No se suicidaban, simplemente era un rumor que unos periodistas de Disney decidieron comprobar tirando un camión de estos roedores por un acantilado para grabar el siguiente vídeo.

 

El problema es que es muy difícil para nosotros, simples observadores, distinguir la verdad de la mentira. Por esto, el caso de los roedores, sólo es un ejemplo curioso de tantos engaños que suceden día tras día en una de las grandes invenciones de la historia.

 

Fact-check

En los pasados meses, se ha puesto de moda el conocido como “fact-check” para evitar estos engaños. El fenómeno, se originó por la prensa anglo-sajona y en inglés significa algo así como “verificación de hechos” y sobre todo se trata de contrastar los hechos contados por alguna fuente, con el resto de historias que circulan por la red, para así llegar hasta el hecho real.

El problema es, que las redes sociales, provocan que perdamos el control sobre las fuentes de información a las que estamos expuestos. Todos los días vemos lo que nuestros amigos siguen. Ellos miran lo que sus amigos siguen y así hasta el infinito.

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Todo por el tráfico

Os podéis estar preguntando ahora mismo, que es lo que incita a estas webs fraudulentas a comentar hechos poco o nada contrastados, todo se trata de las visitas. La lucha por subir los artículos antes que el resto y no con la mejor calidad, incita a que muchas páginas se dediquen simplemente a inventar información a costa de tener un artículo que reciba muchas visitas y así poder ganar más dinero.

Por supuesto este no es el único, pero probablemente sí que se trate del motivo mayoritario. El segundo seguramente sea por motivos políticos, es muy difícil encontrar páginas que no tiendan a favorecer a determinada ideología y, por tanto, dependiendo de las ideas que tenga el periodista puede favorecer a una persona o a otra.

 

La tecnología creó este problema, ¿también puede resolverlo?

Se suele decir que lo que los algoritmos nos quitan, los algoritmos nos lo devuelven (realmente no, es mentira). Pero tiene mucho sentido, y para eso ha llegado Google, para intentarnos ayudar con la tarea de resolver cualquier duda con la veracidad de los hechos. Para ello, ha lanzado una función que se encargará de ponernos otras noticias relacionadas debajo de los resultados de la búsqueda, para que nosotros mismos podamos comprobar si se trata de un hecho contrastado o si simplemente se lo acaban de inventar todo.

Para comprobar si se trata de algo verídico, la compañía de Mountain View, utiliza una serie de algoritmos muy complicados, encargados de analizar la página y comprobar si las fuentes son reales o no.

 

Lo triste es que necesitemos este tipo de herramientas para informarnos, pero son muy necesarias a veces si nos queremos enterar realmente de los hechos para poder juzgarlos. Si sirve de algo, me gustaría acabar este artículo, pidiéndole a los lectores que sean más sensatos, y que se lo piensen dos veces antes de tomar una información como válida. En definitiva, no seas como los roedores de Disney y no sigas a las masas hacia el abismo de la confusión. Los hechos realmente suceden.