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Vivimos una guerra por la información entre las compañías y los gobiernos, ahora le ha tocado a Telegram

Martín Cea Lago
2 de may. de 2018
2 min de lectura
TelegramWhatsApp

Quizá no es algo que tengamos muy presente, pero deberíamos. Muchas de las compañías con las que tenemos diferentes perfiles o directamente le facilitamos información más sensible están siendo investigadas por los diferentes gobiernos ya que el poder que pueden llegar a poseer es inmenso así como su capacidad para poder conocer hasta lo más ínfimo acerca de nosotros. Todos conocemos en mayor o menor medida la gran polémica de Facebook en el que si que tenemos muchas cosas que reprocharle al bueno de Mark por no ofrecernos información suficiente acerca de nuestra privacidad. Pero también está la otra cara de la moneda, tenemos que tener en cuenta que las empresas tienen un deber de confidencialidad con nuestros datos, sin embargo están sometidas a la ley del país en el que tienen su entidad o empresa matriz y cuando choca el deber de cooperar con la ley y respetar nuestra intimidad está el problema.

Es un debate complejo en el que hay muchas posturas y no parece que vaya a haber una solución fácil pero el caso es que esta problemática le ha tocado a Telegram esta vez. Lo vimos en su momento con Apple y el FBI o mismamente con la propia Google, el caso es que ahora ha sido el gobierno ruso el que le ha pedido a Telegram que facilite información a las autoridades acerca de sus usuarios. Telegram se ha negado y como muchos imaginan en Rusia son bastante tajantes con estos temas, por lo que se ha prohibido el servicio en el país. Esto ha sucedido hace unas semanas y parece que Irán también ha decidido prohibir el servicio en su país. Irán al igual que Rusia se apoyan en la seguridad nacional para refutar su decisión, aunque los intereses involucrados van por otro camino.

 

El caso es que no parece que vaya a ser la última vez que hablemos aquí de un conflicto de este tipo, aunque sí ha sido uno de los golpes más duros a un medio de este tipo ya que su prohibición es permanente, a diferencia de las prohibiciones temporales que sufrió Whatsapp en su día. Veremos si otros servicios de mensajería o quizá empresas de la industria tecnológica sufren este tipo de problemática. La guerra por el control de la información está aún en pañales pero con decisiones como esta a las empresas se le están poniendo las cosas difíciles para poder conservar la confidencialidad de sus datos

 

Vía – Reuters