Android es difícil de usar de manera intencional: Así lo indica la documentación
Android ha evolucionado enormemente con el paso del tiempo, no solo en el apartado visual, también en cuanto a su sistema de permisos. Cada vez comprender cómo funciona este sistema operativo parece más complejo y el motivo podría ser muy simple, Google hace las cosas más difíciles para tratar de que sea más seguro.
Ofuscando el proceso.
Si bien podemos pensar que la mejor forma para evitar que alguien active algo por error es informarla de lo que va a hacer, la alternativa escogida por Android es la de complicar el proceso. En lugar de llevarnos directamente al permiso que debemos activar nos lleva a una pantalla previa con el objetivo de que parte de los usuarios se pierdan.
Este comportamiento, que podría sonar conspiranoico, aparece de manera textual en uno de los cambios vividos en Android 11. En la documentación de Android podemos leer lo siguiente:
Esta función no es compatible a partir de Android 11. Ahora, el usuario debe seleccionar primero la app a la que desea otorgar o revocar el permiso. Este cambio se implementó para proteger a los usuarios y hacer que el otorgamiento de permisos sea más intencional.
Lo que la documentación entiende por “más intencional” en este caso es que el usuario debe seleccionar dentro de una lista de aplicaciones que contienen un determinado permiso, la aplicación a la que se lo quiere otorgar. En este caso, este paso adicional no supone ningún aviso extra para el usuario, se trata únicamente de evitar que llegue a su destino.
Por qué es esto negativo.
Tanto si eres usuario como si eres un desarrollador este tipo de comportamientos supone un verdadero dolor de cabeza. Si eres lo suficientemente “maduro” como para haber usado Windows Vista, es posible que recuerdes su intrincado sistema de permisos. Si no conoces Windows Vista es posible que sea precisamente por este motivo, ya que las infinitas ventanas a la hora de activar o desactivar algo no hizo que este sistema llegase a ser popular.
Hacer que el proceso en lugar de ser más transparente para el usuario sea más complejo hace que, por un lado, el usuario tenga la sensación de que no tiene el nivel necesario de conocimiento para usar su teléfono mientras que por otro, pueda tener la sensación de que es el software el que lo está haciendo mal.