Los límites de la tecnología y los test de doblado del MI5
Ayer hemos visto como un MI5 se doblaba cual mantequilla, y es que cada día tenemos más dispositivos electrónicos a nuestro alrededor y cada vez más avanzados, por lo que no es ninguna locura, pensar que pedimos más, de lo que se avanza tecnológicamente. Reclamamos día a día teléfonos más y más finos, con los marcos más pequeños y las mejores prestaciones. Es por esto que a veces se le plantean problemas a los fabricantes que hace unos años eran impensables.
De los móviles a los teléfonos inteligentes.
Con los primeros teléfonos, originalmente no tan inteligentes como ahora, uno no se planteaba comprobar mecánicamente el dispositivo. Se trataban de móviles robustos con fama de ser indestructibles; dispositivos de grandes dimensiones y peso que servían para lo que se deseaba inicialmente, llamar.
En contra de la tendencia de aquellos tiempos, los teléfonos han ido creciendo poco a poco en dimensiones, mientras que su figura se ha estilizado, es el comienzo de la generación de los “phablet”.
Es en este momento, cuando entre los fabricantes, nace una batalla por tener el dispositivo más bonito, con la mejor pantalla, el mejor procesador y la mejor batería posible y todo ello al menor precio.
De la competencia a los test de doblado.
La diferencia de precio entre dos dispositivos con características similares, nos hace pensar que se debe a un empobrecimiento de los materiales, lo suficientemente buenos para un uso normal pero no lo necesario para usos intensivos puntuales. Es aquí cuando se empieza a hablar de teléfonos doblados, teléfonos móviles que al llevarlos en el bolsillo parecen ceder a los esfuerzos y en algunas ocasiones produciendo la fractura del terminal.
Ante las críticas de los usuarios, descontentos hacia los fabricantes, comienzan a hacerse numerosos test de doblado (también conocidos como bend test en inglés). En estos vídeos o experimentos se fuerza el terminal intentando hacer que éste ceda y se doble, llegando a extraer de los experimentos datos comparativos con los que criticar a la competencia.
Sin ir más lejos, ayer, hemos visto, un vídeo de un MI5 que se partía en dos, simplemente ejerciendo un poco de fuerza con las manos.
Los culpables.
Puede que las empresas decidan sobrepasar los límites incluso cuando aún no tienen la opción de hacerlo, pero serán los usuarios los que decidan sobre ello. Como adelantábamos al principio, es la sociedad quién manda. Son los usuarios los que deciden cuáles son las mejores características para un dispositivo y el precio que están dispuestos a pagar por ellas. Es por todo esto por lo que creemos que las empresas deben invertir más tiempo y recursos en evitar problemas estructurales, porque ¿quién quiere un teléfono top, partido a la mitad?