Las webs de contenido adulto en lucha contra la verificación de edad

En el vertiginoso mundo digital, donde las normativas y la tecnología se entrelazan constantemente, la implementación de la verificación de edad (AV) para el contenido para adultos se ha convertido en un tema candente. Lo que en teoría busca proteger a los menores, en la práctica amenaza con desmantelar un sector entero de la industria digital, con profundas implicaciones para todos.

El último mes ha sido testigo de una escalada de acciones regulatorias que ponen contra las cuerdas a las plataformas de contenido para adultos. La Comisión Europea, brazo ejecutivo de la UE, ha arremetido públicamente contra los tres sitios pornográficos más grandes, acusándolos de incumplir con la obligación de prevenir el acceso a menores, mientras ignora plataformas mucho más grandes y convencionales.

En Francia, la implementación de la AV, prevista para junio de 2025, fue suspendida temporalmente, pero se espera su reactivación. Mientras tanto, en el Reino Unido, la medida entrará en vigor este mismo mes de julio de 2025. La estocada final llegó el 27 de junio, cuando la Corte Suprema de Estados Unidos (SCOTUS) emitió una decisión devastadora que abre la puerta a una amplia regulación estatal del contenido para adultos, reduciendo drásticamente las restricciones constitucionales. Al menos 20 estados de EE. UU. ya han aprobado leyes de verificación de edad.

¿Qué es la AV y por qué podría no funcionar?

La verificación de edad exige que las plataformas online implementen métodos estrictos, como la subida de identificaciones, estimación facial, verificación de tarjetas de crédito o comprobación por operador móvil, para confirmar la edad de los usuarios. Aunque la idea suena razonable, la industria y expertos señalan innumerables problemas.

El principal argumento de sus detractores es la ineficacia. No existe evidencia creíble de que la AV a nivel de sitio funcione, especialmente cuando se aplica de forma selectiva. La experiencia en otros países ha mostrado un patrón recurrente: solo un puñado de grandes sitios son objetivo, mientras que el contenido sigue siendo accesible a través de motores de búsquedaredes sociales, aplicaciones de mensajería, intercambio de archivos (directo y P2P), VPNs, proxies, y un sinfín de otros sitios para adultos (se estima que hay más de un millón). Esto sin contar la posibilidad de que los usuarios busquen contenido en la dark web.

El impacto devastador según los afectados

El principal problema para los sitios de contenido para adultos es el abandono masivo de usuarios. Se estima que solo el 10% de la base de usuarios permanecerá después de la implementación de la AV. Este 10% es, además, muy costoso de verificar, lo que proyecta pérdidas financieras significativas para las plataformas.

La desaparición de grandes plataformas gratuitas y establecidas altera drásticamente el panorama competitivo. Cientos, si no miles, de sitios clones que ya existen y que roban contenido se verán "recompensados" con la afluencia de usuarios que huyen de los sitios regulados. Esto representa un desafío enorme para el rastreo y la indexación de contenido legítimo.

Los usuarios se dispersarán en una miríada de sitios, aplicaciones y canales, volviéndose intrazables. Esto no solo complica futuras regulaciones, sino que también dificulta enormemente la monetización a través de publicidad, ya que la audiencia se fragmenta y el tráfico se desvía a plataformas no moderadas y potencialmente inseguras. Las VPNs, que ya a menudo integran bloqueadores de anuncios, exacerbarán el problema para los creadores de contenido y las plataformas.

Un ataque a la privacidad

Otro posible preocupación recae en la privacidad, concretamente en lo que atañe a las bases de datos de usuarios "Verificados". Cualquier incidente de seguridad puede llevar a una pérdida masiva de confianza y, en consecuencia, a una caída drástica en el número de usuarios dispuestos a ser "Verificados".

La industria del contenido para adultos señala otros sitios

La crítica más contundente de la industria es que la "protección de los niños" es una excusa. La aplicación de la AV se ha dirigido exclusivamente a empresas pornográficas, mientras que plataformas masivas como motores de búsqueda y redes sociales, que también albergan o enlazan a contenido para adultos y son ampliamente utilizadas por menores, quedan exentas.

Se califica el argumento de "proteger a los niños" como un "chantaje emocional" que silencia a los críticos.

¿Soluciones?

Los afectados proponen que la única solución efectiva es un enfoque sistemático a nivel de dispositivo, o al menos en una capa superior como las tiendas de aplicaciones. Los controles parentales tradicionales, que existen desde hace años, son considerados más eficaces. Estos controles, aplicados a nivel de sistema, pueden escalar a través de todas las aplicaciones y navegadores, en lugar de sitio por sitio.

Esto subraya la importancia de las funcionalidades de control parental en los sistemas operativos móviles como Android y iOS. Si Google y Apple implementaran o potenciaran estas características, sería una solución más holística y menos intrusiva que la AV a nivel de sitio. Sin embargo, desde la industria se señala que tanto Google como Apple parecen preferir delegar la responsabilidad, aunque Google acaba de anunciar una asociación con un proveedor de AV.

La solución ideal desde el punto de vista de la industria del contenido para adultos, es que los padres sean obligados a instalar una aplicación de control parental, y que los profesores verifiquen su presencia anualmente. Esto traslada la responsabilidad a los tutores y no a las empresas, que ya están "subcontratando" las obligaciones estatales de protección infantil.

¿Solo el primer paso?

Otra de las crecientes preocupaciones entre la población es la del avance de este tipo de medidas en otros campos distintos al contenido para adultos. Una vez se logra implementar satisfactoriamente por los reguladores un control de paso para este tipo de contenido, nada impide seguir regulando otros tipos, por ejemplo el streaming de series o incluso las redes sociales.