En una sociedad tan tecnológica como la nuestra, cada día es más común encontrar promociones en las que se nos regalan dispositivos electrónicos. Desde hace unos pocos años a nuestros días, el merchandising empresarial ha pasado a ser más avanzado, es decir, cuando antes nos ofertaban regalos baratos, ahora nos regalan pendrives o tablets, pero, ¿qué se esconde tras estos regalos?
Más de una empresa oferta regalos a cambio de hacernos socios o simplemente registrarnos. En estos regalos no tendremos ningún dato del fabricante por lo que nadie se hará responsable del mismo y será difícil encontrar información. Existe más de una página o incluso hilos en foros en los que nos enseñan como conseguir estos dispositivos de una forma «segura». Nos indican que tendremos que pedir que estas empresas borren nuestros datos de sus servidores, pero, ¿llega esto para recuperar nuestra privacidad? La respuesta, puede que no.
Cuando compramos un dispositivo a una empresa conocida, esperamos que éste haga lo que queremos y nada más. Confiamos en la empresa por el mero hecho de tener que depositar nuestro dinero, creyendo que lo que está en juego es su reputación. Alguna vez se nos ha demostrado que es esta confianza ciega la que hace que en determinadas ocasiones los fabricantes decidan añadir determinadas cosas a sus dispositivos que, de saber que existen, preferiríamos no tener. Éste puede ser por ejemplo el caso de Lenovo, quien incluía adware en determinados portátiles. Si esto lo hace una empresa confiable, ¿qué estará dispuesta a hacer una empresa de la que no sabemos nada?
De los portátiles y los pendrives a las tablets. En cada dispositivo el fabricante decide que software añadir. Es el fabricante el que decide que aplicaciones tendrán permisos para hacer cualquier cosa, incluso invadir nuestra privacidad. Podemos pensar que un antivirus es suficiente, pero nada nos puede proteger de estas aplicaciones instaladas para tener acceso a todo lo que necesiten. Es en este momento en el que fácilmente podemos encontrar variantes de adware, aplicaciones cuyos permisos no tienen mucho sentido, diseñadas para recuperar el dinero de lo que nos ha salido «gratis».
¿Cómo solucionarlo? Lo cierto es que no existe un método totalmente fiable. Por muy bueno que sea el software que usemos, puede que la aplicación peligrosa lo sea más.
Aplicaciones como Lookout nos alertan de aplicaciones con firmas incorrectas o aplicaciones que nos pueden poner publicidad sin necesidad de estar abiertas. Estas aplicaciones se disfrazarán de otras aplicaciones más confiables, un reproductor de vídeo o incluso un explorador de archivos que, unidos a versiones antiguas del sistema Android, crean la fórmula perfecta para robar nuestros datos.
En más de una ocasión se nos hará difícil desinstalarlas puesto que necesitarán permisos de root para poder hacerlo, complicando así la tarea de devolvernos nuestra privacidad. Necesitaremos aplicaciones especiales que eliminen todo tipo de aplicaciones, arriesgándonos a que dejen nuestra tablet inutilizada al borrar alguna aplicación necesaria para nuestro dispositivo.
¿El mejor consejo? Todo tiene un precio y, si queremos proteger nuestra privacidad, mejor pagar por ello que lo que se venda sea nuestra información.