En numerosas ocasiones suele darse la casualidad de que, tras hablar con nuestros amigos o familia sobre un tema, nos empezamos a fijar en que aparece publicidad al respecto. En numerosas ocasiones se le ha echado la culpa a Google con la detección de “OK Google”, no obstante, ahora parece que este malestar podría estar fundamentado pero sin ser Google el culpable.
Cuando una aplicación como la de Google nos pide permiso para escucharnos, lo cierto es que en todo momento se nos dice cuál es la función que hace uso de ello. Si no queremos que nos escuche simplemente negamos dicho permiso (En las versiones más actuales de Android) y listo. Google siempre hace hincapié en que los desarrolladores muestren información al respecto al solicitar un permiso y que, en caso de denegarse dicho permiso, no interfiera si es posible con el resto de la aplicación.
Que un juego de carreras, por ejemplo, solicite acceso al micrófono ya tiene que resultarnos sospechoso. Si además no se nos indica el motivo, la cosa se vuelve mucho peor. Ahora, en un informe publicado en The New York Times, salen a la luz más de 250 juegos que hacen uso de un software específico junto este permiso de escucha para rastrear la actividad de los usuarios.
Con la aplicación abierta o cerrada.
Este software cuyo objetivo no es otro que personalizar experiencias publicitarias e incluso escuchar los anuncios de nuestra televisión etc. con el objetivo de saber cómo de eficaz es una campaña publicitaria funciona incluso con las aplicaciones cerradas.
Alphonso Automated Content Recognition (ACR), que es el nombre del software que hace esta hazaña posible, parece que no está destinado a escuchar voces humanas. El objetivo como decimos sería detectar patrones de música en anuncios o en nuestro bolsillo y relacionarlos con campañas publicitarias. Se puede decir que, aunque no escucha la voz de sus usuarios, un software con estas características puede poner en riesgo y a la venta nuestra privacidad.