Mucho se ha escrito en lo referente al precio del phablet de Samsung y de si es normal que un terminal base pueda valer más que el sueldo de muchos de nosotros y realmente es importante tratarlo.
El problema no es el precio en sí, sino las consecuencias
Siendo sincero, llevaba bastante preocupado por el gran incremento de los precios de los terminales, dejando al lado la evidente diferencia entre el coste de producción y el coste real que ya sabemos que es demencial, era de esperar que en algún momento cercano se diese esta situación y sus consecuencias. En este post voy a mencionar los tres puntos que me resultan más preocupantes.
Primero, aun a pesar de ver el exagerado aumento de los precios y sobretodo de los gama alta en los últimos años no parece que haya resentido al mercado y una de las razones (que no es nueva) es que las compañías juegan continuamente con nosotros para darnos a entender que cuanto más vale un producto mejor es, algo que sabemos que no es cierto ya que el Note 8 es un ejemplo de cómo darle un pequeño lavado de cara al S8+ sirve para pagar el sobreprecio. Eso sí, quiero aclarar que a pesar de quejarme no quiero decir que el Note 8 sea un mal terminal, ni mucho menos pero la relación calidad precio del mismo dista mucho de ser buena y ese es el verdadero problema. Muchos consumidores creen que un terminal de 200 euros es porquería en comparación de uno de 800 y en esa regla las compañías continúan asentando precios cada vez más alejados de lo asumible para el bolsillo del trabajador medio español (el salario mínimo ronda los 1600 euros en nuestro país).
Si tienes dinero y quieres lo último de lo último me parece estupendo que te compres el buque insignia de 1030 euros, como si prefieres uno más caro de incrustaciones de diamante, pero que podamos permitirnos algo que mucha gente no puede no hace que su precio sea el adecuado.
Segundo, quizá (o eso espero) la gran mayoría de los consumidores no vea con buenos ojos lo que está ocuriendo con los precios de los buques insignia, sin embargo cabe la posibilidad de que el resto de compañías copie el ejemplo de Samsung y a partir de ahora los terminales base de las gamas altas sea superior a los 1000 euros, en este caso creo que ya podríamos hablar directamente de una nueva categoría para los terminales. En mi concepción de categoría o gama para un terminal podría decir que lo que sitúa a un smartphone en una u otra es la suma de especificaciones y diseño en el que el precio aun no siendo lo principal también juega un papel importante, de ser el nuevo estándar un precio tan elevado para la gama da que pensar si no sería necesario ver unas diferencias más evidentes con las gamas inferiores para poder asumir que al menos pago por una diferencia evidente. Esperemos que no se extienda este alto precio en el resto de compañías ya que dudo mucho que veamos una diferenciación de la gama alta clara con la nueva gama media premium. Sino tendremos que empezar a hablar de nuevas gamas más exclusivas de las ya existentes.
Tercero, tenemos que dejar de pensar que el mercado es algún tipo de tirano que nos impone su voluntad, el mercado es el resultado de la demanda de los consumidores por lo que podemos decir que el poder de controlarlo en gran medida lo tenemos nosotros, en ocasiones tenemos que comportarnos de forma responsable y tomarnos nuestro tiempo para valorar si es buena idea incentivar conductas de compañías que no nos van a beneficiar como consumidor. Lo que va a inclinar la balanza en favor de los nuevos super precios o en favor de los usuarios está en nosotros, suena moralista pero es que al fin y al cabo es así. Si decidimos no pasar por el aro de Samsung puede que la compañía deje de creer que todo vale a la hora de vender y recuperemos una mayor preocupación de las compañías por ofrecer al usuario más por menos y no al revés. Algo que me da un mínimo de esperanza es que desde muchos medios leo sobre su preocupación por la superación de la barrera de los 1000 euros del Note 8, por lo que queda patente que no todos aplaudimos la llegada de un gama alta así por las buenas ya que también somos consumidores. ¿Quizá es hora de ponernos más serios con todo esto?