Seguro que has oído hablar de los hercios (Hz) en los monitores. Esta cifra indica cuántas veces por segundo se actualiza la imagen en pantalla. Un monitor estándar suele funcionar a 60Hz, pero los monitores de alta tasa de refresco ofrecen 120Hz, 144Hz, 240Hz o incluso más. ¿La principal ventaja? Una sensación de fluidez mucho mayor, especialmente apreciable en videojuegos y al mover elementos por el escritorio.
Lo que nadie te cuenta sobre los hercios (Hz) de tu pantalla
Aunque la fluidez extra suena genial, hay varios aspectos importantes que a menudo se pasan por alto al hablar de altas tasas de refresco. Basándonos en la experiencia de muchos usuarios y análisis técnicos, aquí te desvelamos algunos puntos clave:
1. Un viaje de ida: La dificultad de volver atrás
Una vez que pruebas un monitor de 120Hz o 144Hz, acostumbrarte a su suavidad es casi instantáneo. El problema viene si intentas volver a usar una pantalla de 60Hz. Tareas tan simples como mover el cursor, hacer scroll en una web o desplazar ventanas pueden sentirse repentinamente lentas y a tirones. Tus ojos se adaptan rápido a lo bueno, y la diferencia al dar un paso atrás es más notable de lo que podrías pensar.
2. Tu tarjeta gráfica tiene la última palabra
Tener un monitor capaz de mostrar 240 imágenes por segundo (240Hz) no sirve de mucho si tu tarjeta gráfica (GPU) no puede generar esos fotogramas a tiempo real en tus juegos o aplicaciones. Si la GPU se queda corta, experimentarás problemas como el stuttering (microparones) o el screen tearing (imagen partida). Es fundamental comprobar si tu hardware gráfico puede mantener una tasa de FPS (fotogramas por segundo) cercana a los hercios de tu monitor en los juegos que más utilizas. Tecnologías como G-Sync (NVIDIA) o FreeSync (AMD) ayudan a sincronizar GPU y monitor para mitigar estos problemas, pero no hacen milagros si la diferencia de rendimiento es muy grande.
3. No todo es tasa de refresco: Ojo con el ghosting
Una alta tasa de refresco no garantiza por sí sola una imagen nítida en movimiento. Aquí entra en juego el tiempo de respuesta de los píxeles, que mide lo rápido que un píxel puede cambiar de un color a otro (normalmente medido en milisegundos, ms). Un monitor de 240Hz con un tiempo de respuesta lento puede mostrar estelas borrosas detrás de los objetos en movimiento, un efecto conocido como ghosting. Para la máxima claridad de movimiento, necesitas tanto una alta tasa de refresco como un bajo tiempo de respuesta. En este aspecto, los monitores con tecnología OLED son los campeones indiscutibles, con tiempos de respuesta casi instantáneos (alrededor de 0.03 ms) que eliminan virtualmente el ghosting.
4. ¿Más hercios siempre es mejor? La ley de los rendimientos decrecientes
El salto de 60Hz a 120Hz o 144Hz supone una mejora drástica y muy perceptible en la fluidez. Sin embargo, la diferencia se vuelve mucho menos evidente a medida que seguimos subiendo. Pasar de 144Hz a 240Hz, o de 240Hz a 360Hz, ofrece una mejora incremental que muchos usuarios apenas notan, especialmente fuera del ámbito de los eSports o juegos de disparos muy competitivos (como Valorant o CS:GO), donde cada milisegundo cuenta. Para tareas de productividad, navegación web o consumo multimedia, superar los 144Hz raramente aporta una ventaja apreciable.
¿Merece la pena el salto?
Si todavía utilizas un monitor de 60Hz, dar el salto a uno de 120Hz o 144Hz es, sin duda, una de las mejoras más recomendables que puedes hacer para tu experiencia visual, sobre todo si juegas. Notarás una diferencia clara y positiva. Sin embargo, antes de lanzarte a por tasas de refresco superiores (240Hz o más), considera si realmente le sacarás partido.
- Evalúa tu uso: ¿Eres un jugador competitivo de shooters o te centras más en otros géneros y tareas?
- Comprueba tu GPU: Asegúrate de que tu tarjeta gráfica puede alcanzar los FPS necesarios.
- Considera el tiempo de respuesta: Busca paneles rápidos (idealmente 1ms GTG o menos) para evitar el ghosting. Los paneles OLED ofrecen la mejor claridad de movimiento actualmente.
- Prueba si es posible: Si tienes la oportunidad, intenta ver en persona la diferencia entre 144Hz y tasas superiores antes de decidir.
En resumen, 120-144Hz representa el punto óptimo en relación calidad-precio-rendimiento para la mayoría de los usuarios hoy en día.